Climatología adversa y mobiliario urbano
En verano también ha pasado alguna vez, pero normalmente es en invierno: las intensas lluvias, nevadas o ráfagas de viento pueden malmeter o eliminar algunos elementos urbanos, tales como el mobiliario urbano. En los días de temporales fuertes las noticias van llenas de imágenes en donde aparecen bancos movidos, señales de tráfico caídas o torcidas o incluso vallas publicitarias que se han caído o se han partido.
Esto supone dos tipos de problemas:
- En primer lugar, los posibles daños humanos. Es el problema más peligroso: si uno de estos elementos se cae, puede provocar heridos o incluso muertes. Por desgracia, no sería la primera vez que esto pasa. En estos casos, se recomienda que cuando el clima sea muy adverso hagamos los menores movimientos posibles.
- En segundo lugar, los daños materiales y económicos: toda inversión que se haya hecho y que se pierda supondrá tener que volver a invertir para restablecerlo o repararlo.
Ayudas posibles
En algunos casos, cuando los daños son muchos y se han producido por catástrofes naturales, se puede acceder a unas ayudas. Dependiendo de la magnitud será un organismo u otro quien las conceda (por ejemplo: en casos de grandes catástrofes naturales en donde se han caído incluso casas, son las ayudas internacionales las que tienen más peso. Normalmente esto pasa con huracanes, tifones o terremotos).
¿Qué podemos hacer para minimizarlo?
Es complicado evitar que pasen determinadas cosas, pero si hay algo que se pueda hacer, esto sería:
- En primer lugar, fijar bien los elementos. Ya de por sí se hace por temas de seguridad, pero si estamos en un territorio en donde es frecuente que haya fuertes rachas de viento o similares, convendrá que pongamos doble refuerzo. Se puede hacer añadiendo más fijación o creando un efecto barrera para que el impacto sea menor.
- Usar materiales resistentes. A veces se opta por materiales que no son muy resistentes pero que quedan estéticamente mejor. Esto puede ir bien en según qué lugares o proyectos, pero se tendrá que estudiar si a la larga es viable. Si vemos que en cuestión de pocos años se han tenido que hacer ya muchas reparaciones, es una clara señal de que nos equivocamos al hacerlo así. En este tipo de cosas se tiene que buscar el equilibrio entre la estética y la funcionalidad.
- Ver qué tipo de protección extra se puede incorporar. Ejemplo: pinturas más resistentes al desgaste, madera más resistente al agua, etc. Es importante que se pueda hacer un estudio previo de las condiciones atmosféricas de la zona, incluyendo las estadísticas anuales de lluvia o viento, probabilidades de fuertes ventadas, humedad relativa, etc.
De todas formas, es muy complicado poder prever cierto tipo de cosas. A la larga lo único que podemos hacer es asumir las pérdidas y pensar en cómo poder restablecerlo lo más rápido posible y buscando las maneras de ir mejorando el producto en cada reparación que se haga.
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